Cada emoción que generamos desencadena reacciones fisiológicas por todo el organismo:
Se ha descubierto que la enfermedad mental funcional es un reflejo de un metabolismo desordenado que implica principalmente el mal funcionamiento de los sistema enzimáticos.
Es un hecho bien conocido en la medicina occidental que una persona que sucumbe a un prolongado período de duelo y aflicción después de la muerte de su cónyuge, queda propensa a contraer el cáncer, problemas cardiovasculares y patologías autoinmunes o degenerativas.
Cuando las reacciones emocionales son moderadas, bien equilibradas, y se les permite seguir su curso rápida y suavemente, no causan ningún daño serio y a veces incluso producen una estimulación positiva en el sistema órgano-energético.
Pero cuando una determinada reacción emotiva se hace extrema y explosiva, y cuando se prolonga o se repite con frecuencia, entonces causa una serie de reacciones fisiológicas graves que pueden dañar seriamente los órganos asociados y desequilibrar todo el sistema energético. Cuando esto ocurre, bajan la resistencia y la inmunidad, y las emociones responsables se convierten en importantes causas de enfermedad, degeneración y debilidad.
Los científicos han encontrado una vía desde el cerebro a las células inmunes que demuestra que las emociones negativas pueden detener en seco a estas células en su trayecto. Esto se debe en parte a la liberación de sustancias químicas en las terminaciones nerviosas. Cuando esto sucede, los microbios nocivos o las células cancerosas pueden invadir cualquier tejido del cuerpo.
El sistema nervioso tiene ramificaciones con terminaciones nerviosas que acaban en las glándulas:
las cuales regulan el sistema inmunitario à hay una biointeracción constante entre las hormonas y las sustancias neuroquímicas o neurotransmisores.
Ej.: Un estrés crónico estimula: